Francisco Mira

  La veía pasar cada tarde, camino en dirección a la tienda donde trabajaba, coqueta y elegante con paso firme. Desde la distancia la observaba, escondido detrás de la mascarilla todas las tardes a la misma hora. Ella hacia como que no se daba cuenta que unos ojos retrataban sus pasos, eran dos desconocidos, a él le encanta observar y a ella parecía  no le disgustaba que la mirarse, sentirse atraída por los hombres. Nadie vencía su timidez o quizás sus caminos eran muy diferentes. La vendedora de ropa y el camarero. A veces la soledad confunde el amor con la compañia. Cada tarde los sueños renacían, las plegarias del amor revoloteaban, y el camarero soñaba con el amor. Cada tarde a las cinco en punto una flor del jardín marchitaba de la solapa del amor. Cada tarde el cantautor dejaba sus versos en  una servilleta de papel a la espera del amor. Si cada tarde, hasta una tarde no paso, ni otra, no la volvió ver nunca más, nunca supo su nombre, desapareció de sus ojos, cada tarde a las cin

 Deambulo por el sendero del pasado. Quien no me conozca. Que me olvide.

  Tardes de invierno, soledad en los ropajes, y frio en mis pies. Esperanza en el mapa, tesoro escondido, mar abierto y sueños de libertad. Deambulo entre dos luces, dibujando el pasado, con tristeza de futuro. Luces y sombras en mi pasado.

 Era la última tarde del año, todo había cambiado, nada era igual, navidad diferente sin fiestas, reducción de núcleo familiar en las cenas, es que este virus chino se había hecho el dueño del mundo. Las televisiones abrían la cabecera de sus informativos, " contagios, ucis, fallecidos, vacuna".  A pesar del dolor que había causado este maligno bichito, alguna parte de la sociedad nos ha enseñado muchas lecciones positivas de la vida. Aquella tarde estábamos  platicando sobre la importancia del día a día, de lo que realmente vale la pena y lo que es secundario, sobre todo del amor de los tuyos. La tarde avanzaba, café y trozo de tarta para merendar, saborear esta merienda de fin de año. Pronto se hizo de noche, nos fuimos para nuestras casas, en el camino hasta la parada de Bus, encontré algunos jóvenes y menos jóvenes despidiendo el año en las mesas de las cervecerías, me entristeció, mascarillas resguardando la barba, otros sin ella, gritando y cantando desde sus sillas, el