Francisco Mira

Eran los últimos días de las vacaciones, agosto estaba en sus últimos días, aproveche el amanecer para hacer surf que tanto me apasiona, pero aquella mañana las olas estaban relajadas, esperando pacientemente subida en la tabla y relajada, el pasado y el futuro invadieron mis pensamientos. Al principio del verano al terminar la universidad, decidimos romper la relación de tantos vaivenes  supuso estos dos últimos años. Me refugie en el duelo en las olas y la tabla de surf, ahora en septiembre un nuevo horizonte, Dinamarca es el destino, universidad nueva, país nuevo, gente nueva, empezar de cero en este proyecto de vida. Dudas, miedo, pero a la vez ilusión por el nuevo comienzo de vida,  las contradicciones de los miedos y la ilusión invadieron mi tabla en esos momentos de calma en el amanecer esperando las olas que vinieran a mi rescate me llevaran al presente. Aquella mañana no hubo olas, pero cuando puede estar en el aquí y ahora fueron momentos paz y calma, sentir el mar en

Ropas del desierto. Arena y sal. Mirada en el infinito. Miedos escondidos. Luces oscuras. Incertidumbre en la vida. Soledad en los días. Arena y sal. PD. Rescatando letras de mis libretas olvidadas que vuelven a pedir a gritos salir de la oscuridad del cajón.

Inmerso es sus retratos deslizando su mano con tal elegancia, buscando la perfección de la Bellea del Foc sobre la cartulina blanca inmaculada, con un ambiente de humedad que reinaba en el paseo cerca del puerto, en su frente se deslizaban unas gotas de sudor. Estos pintores de retratos magos del carboncillo se exhiben con total naturalidad para entregar todo su arte en obras preciosas, vestidas de la elegancia y la sencillez con el fin de un precioso recuerdo y será colgado en el Salón de las casas para mostrar la belleza de tal cuadro. Me acerque, le felicite, por tal obra de maestría. Me contesto, gracias. No me acaba de salir perfecto, tiene cosas que no me acaban de convencer. Es un encargo. Los creadores nunca dan por hecho que esta bien. Siempre puede quedar mejor, buscan la perfección inexistente porque aman su arte. Son trabajadores, voluntariosos, buscan las musas de la inspiración, hacen malabares para que esta les llegue trabajando, poder ir a favor de ella, enco

Mendigo de la melancolía, esclavo de las cenizas en las tardes de tinieblas. Nada te debo y nada me debes, viendo la tarde anochecer en este triste olvido. Ave de paso en el cielo emigro a otras tierras donde sea libre, la arena borre tu nombre. En este escenario del teatro, salgo por las bastidores, el apuntador me indica la salida del esperpento. Cae la noche vuelvo a mi alcoba, altivo y elegante, dejando detrás mi vestido, sin marcas del pasado. Despierta, es nuevo día, es el comienzo sin mentiras, es la luz de mi alma. No se quien soy, el café me espera, cada sorbo es una inspiración, un momento con mis Dioses.