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Mostrando entradas de agosto, 2016

En las madrugadas del presente

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En las madrugadas del pasado. En los días de lluvia. Los miedos crecen. Aquí sentado ante el lavadero reconstruido intentado no olvidar el pasado, miro firmemente las columnas entre el aullido de gato solitario, repasando mentalmente historias antiguas contadas por nuestros abuelos, no puedo dejar de pensar en el esfuerzo de aquellas gentes que cada día con el agua muy fría, manos moradas y de sabañones lavaban al alba sus ropajes de sus familias. En los lavaderos se convertían en mentideros del pueblo,  antes de amanecer se iban colocando la  tabla de lavar para tener buen sitio, tener el agua más limpia. Hoy en nuestros días con el gran invento de la lavadora que comenzó en la década de los sesenta de la centuria pasada a ser indispensable en todas las casas. El gran invento de la luz fue gran parte de la revolución industrial y la del bienestar de la sociedad en sus moradas. Quizás los lavaderos son anecdóticos en esta sociedad actual, son decorativos intentado atraer

Noches de alcohol

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Quisiera escribir sobre el amor, desde la huerfanidad que se instalo en mis noches de dudas. Cansado del viento poniente abrasador que absorbe mi cuerpo en las noches estivales. Llegue a perderme en el mar tenebroso ante los miedos que iluminan el cielo. Profetas y tiranos prometen plata, suplican el voto para vivir del cuento, y sigo perdido en amores, llevo años enredado en viejas mentiras de soledad, aquí melancólico recuerdo tu cara, en las noches de sexo. No se si es amor o es sexo, simplemente un corazón de espinas. Dicen que el tiempo curas heridas, dicen aquellos que viven de la bola de cristal, sentado en el acantilado, observo las olas que chocan suavemente, miro el vacío, me enfado con la vida, escupo al cielo, las malas lenguas hablan que estoy loco, puede que este, solo se que las chicas mundanas son el consuelo de mis días. Quizás son las más cuerdas en este mundo de falacia y apariencias, y la vida no es real, por mucho que nos vendan el elixir de la felicidad. Esta vid

Tristes, tristes vidas

Gente que miente, no sabe hacer otra cosa. Gente que envidia porque son hijos del odio y del rencor. Gente y más gente que sueña con una Primitiva, y mandar a su jefe a la mierda, porque su triste vida de pelota cada día le consume en sus entrañas. Todos los lunes entran en la oficina en silencio y resignación,  enamorados de la chica morena y ojos azabache, todos detrás cotillean que es la amante del jefe. Con cara de asustados cuando el jefe los llama, pero a sus amigos les dicen que trabajan en la calle Serrano, es verdad, sonrisa falsa se presentan a su Dios, el Puto Amo les chilla y les humilla verbalmente, ellos sueñan en mandar a galeras al jefe, mienten, siguen mintiendo, como hijos del odio y rencor viven en frustración la vida de ejecutivo, porque todo tiene un precio, vivir en una vida de mentira y apariencia. La vida de los pelotas para bien y para mal, siguen soñando con la amante del jefe, entre odio y rencor. Tristes, tristes vidas. De hipoteca y resignación. Letras

Un amanecer estival

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Una sombra entre las sombras del amanecer de una mañana estival después de una noche de calor y saboreando el fresco de la mañana de las tierras montañosas de las últimas estribaciones de la sierra de Mariola, curioso su nombre de la bella Mariola hija de Sixto Mario, que vivía por estos parajes de la provincia Contestania, y Tiberio Claudio Neron quería casarse con ella, le dijo que no quería casarse con el emperador, entonces este se vengo del padre y de la hija. Dejando la historia pues la leyenda es tiene un final trágico, en estas sierras hermosas en otros siglos más tarde tiempo de la morisma estuvo plagado de bellas leyendas y finales de  lagrimas. Quizás esta sierra y su encanto es digna de leyendas, que se tejieron por sus parajes por sus moradores que  las hicieron singular cada una de las historias La mañana invitaba a pasear tranquilamente entre caminos de una paraje y reflexionando a tales horas, buscando encontrar la paz y el sosiego entre su vegetación dejando fl

Sendero del amanecer

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Gitana de cabellos negros. Caderas estrechas. Ojos negros. Dulce tus palabras. Corazón inmaculado. Besos prestados. Cuerpo deslumbrante. Pechos sin silicona. Soledad en el cuerpo. Desolación en tus hermanos. Venganza en ellos. Promesas y navajas. Los días pasaran y la venganza se llenaran de nubes grises en el poblado entre penurias y sangre. La joven gitana esta en el anden, huyendo, harta de venganza, sangre, mala vida. No sabe a donde ir, quiere dejar detrás esta mala vida y huir, comenzar una nueva vida, dejando detrás las cadenas, ser libre, dejar vivir en estas mentiras. Llega el tren de medianoche, sube en segunda clase, con la maleta se va para otro país donde comenzar a nacer de nuevo, sin estar marcada por la piel, y que el sol luzca en su nueva vida, sabe que difícil va ser la nueva vida, no tiene miedo, siempre ha estado en la penuria y con ingenio fue caminado en la vida. Prefiere una derrota que una cobarde por no intentarlo. Sabe que son tiempos difíc

La Mística

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Cada mañana en la hora del almuerzo en el patio del viejo instituto, una adolescente comía su diminuto bocadillo y un zumo sentada en un banco de madera casi podrida por el tiempo, entonces miraba el cielo, e imagina cuentos y historias, en silencio se adentraba en su mundo. Un día se acerco un joven profesor en practicas, del cual todas las jóvenes estaban enamorados, para algunas se estaba convirtiendo en un amor platónico. Se puso a su lado, saco una libreta del bolsillo empezó a escribir, cuando termino, cuidadosamente arranco la hoja de la libreta y se la dio a su alumna. Ella leyó en voz alta el poema que tenia entre sus dedos, en sus ojos un brillo muy especial aconteció, cuando termino unas lagrimas recorrieron sus mejillas, el profesor saco un pañuelo se lo tendió, se seco las lagrimas, con el móvil se hicieron una autofoto los dos y el poema. Mientras alrededor las miradas indiscretas y atónitas del resto de compañeras. Pues Verónica no era un niña muy agraciada en el físico,

Palabras en silencio

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Bésame en las noches oscuras, cuando mis miedos deambulen, por las paredes blancas de la alcoba. Abrázame en las noches de tormenta, cuando los rayos y truenos. sean dueños del cielo. Enséñame a rezar como los hijos de la mar, plegarias y blasfemias, en las noches de insomnio. Mírame a los ojos los días de soledad, veras un alma desnuda, y el brillo del sol. Sonríeme en los días de tristeza, son las sombras de las viejas heridas que quieren despertar. Préstame tu hombro, los días de lagrimas y llanto, déjame que limpie mis sentimientos. Y si la voz se apaga es porque las palabras quieren silencio, hace tiempo descubrí, que hay palabras que nunca quieren salir de nuestra alma, porque iluminan la esencia de nuestro corazón, son aquellas que se asoman a la ventana de nuestros ojos, son  palabras que nunca mienten.

Dialogos en el cuaderno III

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Espejos de las sombras. Espejo de las arrugas. Cinco de la mañana. Suena el despertador de los sueños imposibles, me levanto en medio de una confusión mental, que sueño tengo, ahí esta el espejo de las sombras, lo miro y el me contesta, cosas de la vida, camino un pasos entro en el cuarto de baño, enciendo la luz, ahí esta el espejo de las arrugas, en su cristal dibuja una sonrisa felicidad, pues su misión es joder el comienzo de la mañana. Me recuerda la canas. Las arrugas. Las ojeras. Y que tengo cincuenta años y casi dos más. Se descojona de ver mi cara apesadumbrada, el muy ruin, me recuerda, ¡ Que feo eres !. Me maldigo su estampa, mientras me aseo para comenzar una jornada laboral aburrida y rutinaria. ¡ Que careto!.  ¡ Cuantas canas!. Que nariz tan grande y que orejones. No puedo más, al fin exploto lleno de ira, espejo torturador vete a la mierda, así como suena a la puta mierda. El muy cabron me contesta, aquí resido donde tu cagas. No puedo más, salgo enojad

Dialogos en el cuaderno II

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Las noches de verano de antaño, noches de constelación, noches de sueños, el recuerdo me vence, en el espejo del retrovisor de la vida no puedo dejar en una noche de calor pensar y saborear aquellos años, no que fueran mejores que los de ahora, si diferente, en aquellos años de infancia. Sentando en una silla de esparto, cigarro desenboquillado en lado izquierdo de sus labios, botijo de paloma en el suelo, con boina negra , tez quemada de años duros campo y guerras, dejaba su imaginación recordar leyendas mundanas, historias fueron contadas por sus antepasados. Todos callados sentados en suelo, en silencio escuchábamos con autentica fascinación el relato, soñábamos desde nuestra inocencia en aquellas noches a la fresca, en un pueblo de la montaña del levante español, donde sus pueblos tienen una inspiración muy especial, y la magia  se envolvía en la luz de la estrellas, tristemente todo se dejo escapar, quizás en estos tiempos habrán cosas hermosas en las noches de la infancia de cua