Cada tarde

La veía pasar cada tarde, camino en dirección a la tienda donde trabajaba, coqueta y elegante con paso firme. Desde la distancia la observaba, escondido detrás de la mascarilla todas las tardes a la misma hora. Ella hacia como que no se daba cuenta que unos ojos retrataban sus pasos, eran dos desconocidos, a él le encanta observar y a ella parecía no le disgustaba que la mirarse, sentirse atraída por los hombres. Nadie vencía su timidez o quizás sus caminos eran muy diferentes. La vendedora de ropa y el camarero. A veces la soledad confunde el amor con la compañia. Cada tarde los sueños renacían, las plegarias del amor revoloteaban, y el camarero soñaba con el amor. Cada tarde a las cinco en punto una flor del jardín marchitaba de la solapa del amor. Cada tarde el cantautor dejaba sus versos en una servilleta de papel a la espera del amor. Si cada tarde, hasta una tarde no paso, ni otra, no la volvió ver nunca más, nunca supo su nombre, desapareció de sus ojos, cada t...