No hay más que encender la televisión para ver en que caricatura hemos transformado los anhelos humanos, en qué pobreza mental y emocional pretendemos que brote lo mejor de la mente y de la emoción que nos habita para luego sorprendernos ante los indicios de la miseria en la que a diario caemos: desmotivación, pasividad, alcoholismo, abusos cruentos y una desconfianza brutal ante aquello que pueda despuntar y, por tanto, traicionar tanta tristeza, tanto cinismo. Estamos encerrados en el paradigma que dicta, con una agresividad sorprendente, a golpe de insulto y desprecio, esto es lo que hay. A quien no le guste que pase a engrosar la fila de enfermos mentales y de los inoportunos rebeldes. Vivimos rodeados, acosados o contagiados por las emociones oscuras o luminosas que quines nos rodean. ELSA PUNSET. Inocencia Radical ..Pag 215