Fin del verano

Una mañana del mes de septiembre al levantarme me asome al balcón, pude presenciar este bello espectáculo del nuevo día, prepare la Nikon D3300 deje inmortalizado este amanecer, pronto comenzara el nuevo ciclo de la madre naturaleza, el verano se despedirá y dará la bienvenida a la nueva estación, hermosa ella, los vendimiadores comenzaran recoger la uva que en unos años será el exquisito brebaje de nuestras copas elegantes en las mesas de postín, o bien en cualquier barra de un bar filosofando entre amigos con unas buenas tapas  Y cuando el otoño este en su ecuador las hojas amarillentas se esparcirán por los suelos, se mezclaran con nuestros zapatos de charol, y en su desnudez los arboles no tendrán secretos escondidos entre sus ramas, que el viento limpiara todos los recuerdos. La luz cada día brillara menos, y nos impondrán el cambio de horario de invierno, guardaremos en los armarios los disfraces ligeros, daremos color a las nuevas prendas recién compradas de la nueva temporada que serán despojadas de los tristes maniquíes del escaparate de las sombras, las bufandas protegerán nuestras delicadas gargantas y los paraguas de colores se adueñaran de las aceras y pasos de cebra. Como en esta vida nos quejaremos de la lluvia, de la bajada de algunos centígrados, y de la melancolía que se instalara en las entrañas en las tardes nocturnas.
Noches de tazas de chocolate será una excusa para merendar detrás de cualquier cristal de una cafetería, observando el caos de la ciudad en una tarde de lluvia, donde todo son prisas y cláxones en el bullicio de la salida del trabajo, paladeando el cacao lentamente endulzaremos nuestras emociones abatidas por la oscuridad.
Nuestra naturaleza descansa en este ciclo para preparar en unos meses el nacimiento de una nueva vida que brotara en los campos y parques para disfrutar de algo que es gratis, la naturaleza y su vida.
Disfrutemos de este final del verano y el comienzo del otoño, como no, de los ocasos del sol en otoño que son especialmente emocionantes y con una magia envolvente sentando en un acantilado observando en el poniente  como el sol desaparece lentamente entre versos imaginarios que viajan  al interior del corazón, un gran placer de la madre naturaleza.



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