Decadencia de las casas y algo más

Decadencia de sus años,
abandono del mundo en ellas
viejos habitantes en sus miserias.
El silencio es el dueño de las cicatrices
como una gramola sin música,
y unos versos perdidos en el eco de los acantilados.

En esta vida todo tiene un principio
y un final quizás no deseado,
donde las promesas se evaporaron entre la niebla,
las mentiras fueron dueñas de la realidad.

Una mañana de un año cualquiera desaparecerás
entre excavadoras, polvo y camiones,
con los planos de joven arquitecto con sed de gloria
 y sueños de grandes cuentas corrientes,
se edificaran colmenas mileuristas,
de muchas letras por pagar y poca calidad.

Aquí acabara tu humilde historia,
viviendas de antiguos obreros,
que yacían en torno a las fabricas,
en los años de la Restauración,
se olvidaran sus luchas, reivindicaciones,
y sus muchos días de huelga y hambre.

Somos quienes somos,
dados a perder la memoria y la dignidad,
por un futuro mejor que igual nunca llegara,
dejamos que el presente se muera en el olvido,
donde las ratas sean dueñas de las estancias,
y olvidamos que las peores ratas son las humanas.

Decadencia de las casas y de los humanos,
que olvidan sus pasados,
miran al otro lado y la historia
siempre vuelve a los orígenes,
porque cuando se aprende de ella,
es más difícil que te vuelva a engañar,
solo a los tontos y ovejunos,
que son más de la cuenta en el haber.


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