Sentado ante este viejo escritorio de madera carcomida, con papel y estilográfica, acompañado un Larios con limón, compañero de soledades. No se, si soy el Conde Drácula o Mary Poppins, confundo la realidad con la mentira, farol en las partidas de Poker, y como siempre ganador un par hostias. Bolsillos sin monedas, chicas de barra se ríen de mí, la rubia de bote, cara con arrugas, tapadas con maquillaje de los chinos, me dice, largo de aquí. Fumo un cigarrillo del olvido, que siempre da tos, y la gente me dice, no fumes que es malo. Soy torero de salón, la poli es el toro, mi amigo el banderillero, doy una manoletina y salgo corriendo, salto por el burladero, más vale ser cobarde que valiente en el cementerio. Sueño con la princesa de los ojos azules, y encuentro un maniquí en el escaparate, que mira con total indiferencia. El Larios con limón se acabo, lleno otra vez el vaso, mitad ginebra y mitad limonada. Un día en la vida era aprendiz, hoy soy un apestado de la calle, perr...