La calle del desamor
Las calles estrechas de la vieja urbe sedientas de mis estrofas abandonadas en los adoquines por los ejecutivos de poca monta y mucho orgullo que sueñan con las dosis de cocaina que niegan ante sus familias. Camino por ellas con paso triste, recordando el pasado oscuro, entre las tinieblas de mi cabeza en busca de la princesa del desengaño. Corazones desprovistos en las malditas noches, lluvia en las aceras del olvido debajo de las farolas, unos euros, un poco de amor, despojo de cruces y clavos. Quizás no vengas, tus promesas se evaporaron en un Sábado Santo, como el riachuelo que llega al mar, visitante habitual en la consulta de psiquiatría, para las tomar pastillas del desengaño. Las viejas heridas de tirita y betadine son las consecuencias de tus noches en los colchones en las sabanas del insomnio, sueños obsoletos confusos por culpa de tu amor y borracheras. Aquí sentado en el bar del arrepentimiento y las amarguras, leyó un panfleto de los pecados que una noch...