En esta senda de mi vida no importa a donde voy, ni de donde vengo, y escribo estas letras otoñales de un día de sol y nubes con viento del norte. Camino entre los campos desnudos y agradecidos a la semilla que alguien deposito en ellos. Mi corazón es la semilla que guía mis pasos por el jacobeo de esta vida donde dentro habita el amor, y la inocencia de un niño, cargado de recuerdos entrañables, de aquella lejana infancia de fotografías de blanco y negro, jersey de cuello alto, pantalones de terciopelo y calcetines hasta las rodillas. En este viaje de caminante observo los frutos del campo que son el amor del hombre y la naturaleza, la luz del sol es la vida que junto al agua son el amor de este planeta, en este paseo espiritual y paz mental fluyo con el ser superior que es el universo que nos rodea, mientras tanto pienso, que el mundo esta lleno de injusticias que hay que saber afrontar y llevar lo mejor posible. No hay nada nuevo en este mundo, pero si en mi corazón la bondad c...