Tormenta inesperada


 El verano está llegando a su fin, mi móvil marcaba soleado, se ha equivocado, la tormenta llego como un vendaval, se ilumino el pueblo de rayos y truenos, cada trueno ha sido ensordecedor como la arcabucería en fiestas de moros y cristianos, el agua se sobresalía de las alcantarillas y mi móvil seguía marcando sol. Vamos para fiarte de la aplicación meteorología que tiene, un diez total, sin ninguna excusa. Mientras la lluvia no cesa, he rescatado mi camara Nikon que estaba olvidada desde que llego la Fujifilm xt3, me hecho un autorretrato, donde los dos somos protagonistas de nuestros secretos e historias. Los silencios compartidos en busca de una foto, o de un simple instante decisivo.

Aqui los dos, frente al espejo de los delirios, en busca de una foto, mientras la lluvia golpea con furia las persianas, el cielo se ilumina fugazmente, la luz hace amagos de irse, pero no se va, y es que se comienza a ver el final del verano, pronto el Corte Ingles anunciara sus atuendos otoñales y marcara la tendencia de los colores que llevaremos los borregos humanos, todos igualitos según la edad, en fin el otoño a la vuelta de la esquina, pero aún nos queda el veranillo de San Miguel, dejemos los pantalones cortos preparados porque seguiremos con ellos, por mucho que se empeñe esta tormenta loca, los apesebrados de paguitas del gobierno en el chiringuito del cambio climático, argumentaran que la culpa es de los coches, cuando el mundo siempre está en cambios desde su nacimiento, eso si estos cuando viajan van en avion de un país a otro y no en bicicleta. Septiembre y Octubre siempre ha sido mes de tormentas y de riadas, pero tranquilo que estos no habrán limpiado los ríos  por si se produce una riada, el trabajar es cosa de otros.


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