El agua

 



Agua que sacias la sed del caminante, refrescas su cuerpo, lavas sus alforjas, pura y limpia que naces de las entrañas y brotas con hermosura recorriendo al libre albedrio, sorteando cada piedra que encuentras, cada rama, sigues el curso hacia tu destino. Naces, vives y mueres es la ley de la naturaleza, es como la vida humana esta que olvidamos que solo estamos de paso.

Querida agua que riegas los campos, de ella nacerán otras vidas, frutos y legumbres que serán delicia del paladar, cuando estés ausente los parroquianos sacaran a su Virgen en rogativa, de vez en cuando te enfadaras golpearas con rabia los campos y lugareños te maldecirán  y se lamentaran que por que has convertido el agua en hielo que ha destrozado su campo en unos minutos. 

Antiguamente a principios del Siglo XX las fuentes de los pueblos, las mujeres llenaban los búcaros para sus casas, los hombres el botijo para las labores del campo, era común que en las noches calurosas del verano todos se reunían en sus tertulias en las fuentes y disfrutaban del respiro del calor. Hoy en día no se le da el valor al agua, como antiguamente que no la disponían en sus casas y era un bien preciado.

   


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