Cartas

 Cartas que nunca llegaron y se perdieron por el tren de la noche aquellos vagones donde habitaban las sacas apiladas una encima de otras, dejaron de existir en cualquier cuarto de la húmeda estación de cruces de vías oxidadas. Las cartas escritas en un papel blanco con una caligrafía perfecta con trazos hermosos dejaron de existir,  murieron en el olvido de los teléfonos con sus washap, se perdió  la magia de la escritura donde las alegrías o las lagrimas se reflejaban en las letras, tristemente los sobres, sellos, matasellos, pasaran a las estanterías de los museos dentro años los que las miren las leerán con curiosidad  y la vez con rareza que era la vida de los antepasados. Y es que el mundo digital lo ha aniquilado todo con la excusa que si no utilizas papel no se talaran arboles, las estupideces de los ecologistas de ciudad y de la moda de los imbeciles que van cada domingo recorrer caminos del campo y la montaña equipados hasta la medula del vestido de la idotez.