Los genes
Un día en el baúl de la vieja casa del pueblo, en una tarde de verano de calor insoportable me refugie en la bodega huérfana, en un lado estaba aquel viejo baúl de madera recubierto de polvo y telarañas. Le quite las telarañas con una vieja escoba, limpie el polvo con un trapo más sucio que limpio. Abrí el viejo baúl en el fondo había una caja de madera, como la curiosidad mata, no me pude resistir en ver lo que había dentro de ella. Alli estaba toda mi historia en un vieja libreta de tapas de cuero que lei detenidamente entre lagrimas y desolación, mis abuelos fingían ser un matrimonio ejemplar y católico apostólico y romano, en aquellas letras el único sabedor de tal historia era el cura en secreto de confesión. Mi madre era hija de una doncella, al nacer ella, la despidieron con una cantidad de dinero bastante abultada para que no contara nada de mi abuelo de sus historias sexuales, según los escritos por quien creía que era mi abuela fingió encontrase mal por el embarazo y ella, la doncella se fueron a unas casas de la familia al lado del mar concretamente seis meses para hacer reposo hasta el alumbramiento, ya que el clima era más benigno en el mediterráneo que en la meseta castellana.
En esos momentos un extraños escalofríos recorrieron mi cuerpo, no me podía creer a mi abuelo con tal menesteres, un hombre siempre muy cariñoso conmigo su nieta única y ahora en mi mente recorría esa frialdad de mi abuela con mi madre, siempre discutiendo, todos los veranos de pequeña iba al pueblo a ver mis abuelos pasar casi un mes de vacaciones. Mis abuelos murieron hace muchos años y la casa paso a mi madre hija única, ella murió hace un año, el maldito cancer terminal acabo con ella con seis meses.
Y mi padre me aconsejo teníamos que seguir haciendo lo de siempre, venir unos días al pueblo en verano, aqui estoy sola delante la historia de la familia, sin saber que hacer con este pasado que nadie me había contado, sentimientos de rabia y a la vez de amor para mi abuelo.
En esta vida a veces cuando te encuentras con la verdad sin buscarla es una puta mierda con el baile de los sentimientos, guardo silencio, sigo con el secreto, lo cuento a mi hija, o me espero a que sea más mayor.
El pasado estaba tranquilo y ahora es una losa.
La verdad te deja estupefacta, la ficción supera la realidad, ahora meses después de encontrar el pasado muchas imágenes de la infancia vuelven a mi mente, a me doy cuenta de aquella frialdad entre mi abuelo y mi abuela, las miradas silenciosas asesinas de mi abuela con mi abuelo, la duda que queda es la rebeldía de mi madre con mi abuela, no se si ella sabia la verdad, si a si fuese, nunca le conto nada a mi padre.
Ahora mi duda es mi madre era sabedora de la verdad.
Quiero creer que no.
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