Perro Viejo

He dejado mi nombre en una ciudad maldita que intento borrar de mi mente, he venido a este lejano país a enterrar el pasado. Desde mi atalaya de la libertad con traje nuevo no me arrepiento de nada, los cementerios están repletos de flores huérfanas que se alimentan de las lagrimas que piden justicia.

Las películas en blanco y negro salpican los viejos arrabales humildes, las macetas no existen entre las ventanas donde cuelgan ropas descosidas y detrás de ellas se esconden los malos que durante el día duermen entre el olor podrido cuando el sol calienta, las ratas se confunden entre las casas huyendo de los gatos esqueléticos.
Los días pasan, los hombres mienten, los años cansan, tatuajes que pierden el sentido. Las sombras nacen cada noche en cualquier oscura esquina como algo fantasmagórico. El viento habla cuando los buenos duermen desconocedores de su maldita pena, las balas esperan, las estrellas observan, caras ocultas, tensión en los músculos, piel erizada, nervios templados, revolver esperando.

Noches de encargo.
Noches de frialdad.
Noches de dolor.
Noches de muertes.
Noches de precio.

Mi nombre es Perro Viejo.
La celda que espere.
Mi cuerpo esta cansado.
La soledad es mi condena.

 
 
PD.La foto es de internet.

Comentarios

anjali ha dicho que…
nneSupongo que todos habremos representado alguna vez ese papel de viejo solitario. Quizá por eso no cuesta demasiado imaginarlo y hasta sentir lastima por él.
Algunos incluso llegaron a ser malos de verdad en la flor de la vida, pero al final solo queda un pobre diablo solo, triste y abandonado a su suerte.
Un fuerte abrazo.
Pluvisca ha dicho que…
Impresionante escrito mErL

Cuando se es perro viejo se puede ver todo desde muchos ángulos, ese es uno, duro y real...

un abrazo

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