Rosas y espinas


La última ola mojo sus pies desnudos, la lluvia la abraza, sus gotas se mezclaban entre las lagrimas que recorrían las mejillas, el sonido del mar penetraba en su interior, respiraba profundamente y cerraba los ojos el amor recorría el laberinto de su cuerpo escondido muchos años en ropas negras y grises.
Esclava de la huida, el negro penetraba en su alma, había muerto Sor Dolores, en esta playa caminaba Inmaculada que soñaba con bailar un vals entre las olas de la adolescencia.
Recordaba los días del nacimiento de mujer, sus pechos en esta playa dejaron de ser niña, veranos de playa, amigos de vacaciones, besos, caricias, abrazos y el primer te quiero entre esta arena.
Los cuarenta estaban llenos de misterios, dudas, miedos y sorpresas. Los hábitos colgados en el convento, crucifijo huérfano presidiendo el cabezal de la cama, el rosario en el fondo del oscuro cajón de la vieja y destartalada cómoda.
Amaba a Dios desde su corazón, dejo de creer en la clausura, la paz estaba en esta playa llena de vida, la soledad se quedo en los muros del convento.
Sentada debajo de una palmera del final de la playa de poniente, abrió la Biblia, comenzó a leer, la vida estaba a sus pies, el amor era lo más bello, era la mujer más feliz del mundo, mientras Dios seguía en su corazón.
Todas las noches preparaba la cena con esmero y delicadeza, recibía nada más llegar un beso de amor puro, del hombre que amaba.
Cuando se sentaban en el sofá, la ciudad estaba en calma, la noche era dueña de las sombras, dentro de su vientre un nuevo ser daba pataditas, la ex monja y el ex sacerdote lloraban de felicidad.
La Biblia posaba entre su vientre.
El amor esta lleno de rosas y espinas.

Comentarios

Pluvisca ha dicho que…
Y de caminis por recorrer...sólo hay que ponerse a caminar...

Un abrazo

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