Entre nosotros....
Ahora
que estamos otra vez juntos, nuestros besos saben a miel. Tú eres mi Princesa y
yo el Rey de Bastos. Bailamos desnudos en la alcoba del desamor, no tenemos ni
un duro, mejor dicho ni un puto euro. La puta del quinto cotilla del edificio
dice con rintin " cuando el dinero no entra por la puerta el amor salta
por la ventana". Cada noche nos escucha follar y ella con muchos euros en
el banco de las preferentes que su marido robo a los viejecitos, lleva con
dignidad los cuernos muy bien puestos.
Cada
mañana el padre del panadero que esta detrás del viejo mostrador me fía el pan,
desde el día que pinte a su nieta el primer día de la primera Comunión, el
hombre sufre en silencio porque la bruja de su ex nuera no le deja ver a la
niña. El amor cuando termina los monstruos afloran por las alcantarillas como
ratas mordiendo, no los conoce ni la madre que las parió, bueno esta sí, porque
son de tal palo tal astilla Que triste
cuando el amor acaba, es olvidar todo, es la realidad de esta vida, y que
aquellos que viven por mantener las apariencias, no existe amor, solo existe
cheques y cuentas corrientes.
Pinto
a Cupido todos los días y la
Princesa escribe poesía por el amor, nos da un poco de comer,
tenemos amor, cuando nos conocíamos, nada teníamos y seguimos sin tener nada,
bueno deudas del alquiler, que pagamos cuando tenemos dinero, hay gente
maravillosa como la viuda dueña de nuestra morada, que nos regala amor con sus
sonrisas y nosotros le cantamos poesías
entre acordes nuestra guitarra.
Ella
me mira sonríe, es la rosa de mi corazón, desnuda sin silicona y nada eso, es
todo pasión. Y servidor es un humilde enamorado de sus rimas del cuerpo y
versos en su pubis. Todas las noches brindamos con una copa de vino en el
colchón de los delirios y alucinaciones entre sabanas de colores, y el punto
final se escucha en toda la manzana. Y que decir de mi amada, toda una Princesa
de los pies a la cabeza, elegante con sus vestidos y tacones, camina por las
aceras del barrio, todas las miran de reojo, no tenemos ni un puto euro, todos
nos tienen envidia, cuantos cada noche cuando follan con su Santa se acuerdan
de mi Princesa, si la tuvieran entre su cuerpo.
Hay
días que comemos gazpacho andaluz, otros pan y aceite, y cuando vendo algún cuadro en la galería de los
artistas perdidos, esa noche invito a mi Princesa al mejor restaurante de la
ciudad, y todos los estirados de los comensales nos miran al vernos entrar,
porque no tenemos tarjeta de crédito, algunos dicen entre ellos, donde van
estos dos idiotas. El camarero que es amigute nuestro nos colma de atención nos
guiña un ojo, y los infelices de corbata y gomina pagaran algún plato sin
enterarse en sus facturas que después desgravaran al fisco. Y que decir la
noche que el marido de la del quinto nos vio entrar en el restaurante, le
cambio la cara, no sabía donde mirar, nos acercamos lo saludamos para joderlo,
allí estaba con su secretaria de pechos de silicona y cirugía en sus caderas,
aquel día nos salio de balde la gran cena. Que cabron que soy que cada día me lo encuentro
en el ascensor, le pregunto por la secretaria tan buena que tiene, y él si
pudiera pegarme una hostia, se queda con las ganas, hay que guardar las
apariencias.
Hay
el amor sin dinero que duro que es, son como rosas sin jardinero, al final se
mueren, aunque nunca tuve nada, y sigo sin tener, no compro lotería de navidad, ni sueño con la vuelta al
mundo durante ochenta días, el vendedor
del cupón del barrio un tipo gracioso, dice tú no tienes pasta, y yo no tengo
vista, estamos en paz, de vez en cuando me regala un cupón y servidor le ayuda
subir la compra a su casa un tercero sin ascensor.
Sin
dinero y con amor, sigo siendo feliz en las madrugadas perdidas, después de bailar toda la noche en un garito
de mala muerte, los boleros son los dueños de la noche, mi Princesa esa noche es la Reina de las miradas en los
antros de los besos olvidados, corazones destrozados en la barra repletos de
alcohol de garrafa, no pueden dejar mirar a mi Reina como mueve las caderas,
ella las mueve con más soltura, sonrisa en sus labios, en sus ojos brilla la
luz de las estrellas enamoradas.
Mi
Princesa, es el amor y servidor es el Rey de Bastos, pintor de lienzos, que
lleva en la cabeza el Bombin, una flor en la solapa, se viste por los pies como
buen aragonés.
Entre
tú y yo, lector del amor, ni tengo a la Princesa , ni tu tienes amor.
Comentarios