Dispare convencido al pasado, del que guarde entre los libros repletos de polvo en la estantería obsoleta de mi vida. Ahora visualizaba mi presente, fotos callejeras, fotos en busca de una historia, si, cada uno o una lleva su historia guardada entre sus ligeras ropas del verano, todas ellas son del pasado, buscaba el presente, el momento, las historias que nadie las ve, porque ellas tienen la palabra miedo, que se esconden detrás de un simple wasap para pasar al olvido. La tarde era calurosa, treinta grados, gente recorriendo las estrellas calles, intentando ver el instante del ahora, sudor en la frente, ropa pegajosa, disparos de la Nikon, versos y consonantes entre figuras, líneas y sombras.
Fotos de calle,
historias en el visor,
luz en ellas,
la vida en la ciudades.
Mundos de algarabía,
entrañas silenciosas,
ruido en las mentes,
miedos en sus noches.
Ajenos al mundo,
el mundo en ellos,
autómatas en sus decisiones,
palabras huérfanas.
Intentado encontrar historias que en el paso de los años, se olvidaran, o solo unas pocas pasaran a ser leyendas, mitad verdad y mitad mentira, como es la vida del rebaño.
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