La Werlisa




 Cada vez que me rencuentro con el álbum familiar, aquellas fotos de la niñez, la infancia, en blanco y negro, aquel niño posando con cara " pesado no me hagas más foto". La Werlisa la compro mi padre en el año 1965 a plazos, en ella dejo constancia de la vida familiar, fue la reina de las fiestas, cumpleaños, celebraciones de toda índole hasta que mitad de los años setenta apareció el tomavistas y este fue desde aquel instante dueño y señor de las imágenes familiares .

Gracias a la Werlisa tengo grabado en mi memoria en blanco y negro aquellos cumpleaños con la boca sucia de chocolate, mi pelito seta, mis ojazos, las grandes orejas que me acompañan y como no, una buena nariz. Fotos en invierno abrigado con cuello alto, pantalón muy corto, calcetines hasta la rodilla, paseando por el campo, en estos días la gente se escandalizaría si llevas a un niño con pantalón corto en invierno, estamos criando niños entre algodones entre padres y el sistema este adoctrinamiento no se de que, pero de niños acomplejados, antiguamente todos los niños hasta cerca de los diez años íbamos en pantalón corto, nevara, lloviera, o con sol. Lo que he podido constatar en las fotos de mi infancia es la cara de mala leche que tengo en los retratos de los desfiles de Moros y Cristianos, ya se porque no me gustan de mayor, si de pequeño las aborrecía, pues ahora me las paso por el forro, perdón por la palabra, es como lo siento. Es que viendo aquellas fotos de la Werlisa me contestan muchas preguntas que me hice muchos años. Una tarde de álbum y encuentras las respuestas a cosas de tu vida.

EL DESVAN Y LA WERLISA

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