Tres tamices de Sócrates


 Los libros desde hace años son parte de mi vida, la lectura es algo fascinante del cual siempre esta en mis manos, la curiosidad entre las letras en la búsqueda de uno mismo, desde hace unos años la camara y los libros son el sendero espiritual en mi vida, uno me llevo al otro. En este autorretrato donde la soledad y la introspección sobre el sendero de la vida que nos acontece en este crecimiento personal, donde hay días grises y otros soleados. 

Hace poco leí, los tres tamices, sobre aquellos que se dedican hablar o chismear, confabular, personas altavoces de los pobres de espíritu, que son felices con especulación y el mal ajeno.

Los tres tamices de Sócrates

Un hombre fue al encuentro de Sócrates llevándole al filósofo una información que juzgaba de su interés:

– ¡Quiero contarte una cosa al respecto de un amigo tuyo!

– Espera un momento – le dijo Sócrates – Antes de contarme, quiero saber si hiciste pasar esa información por los tres tamices.

– ¿Tres tamices? ¿Qué quieres decir?

– Vamos a tamizar lo que me quieres decir. Debemos siempre usar los tres tamices. Si no los conoces, presta mucha atención. El primero es el tamiz de la VERDAD. ¿Tienes la certeza de que eso que me quieres decir es verdad?

– Bueno, fue lo que oí que otros contaron. No sé exactamente si es verdad.

– El segundo tamiz es el de la BONDAD. Con certeza, debes haber pasado la información por el tamiz de la bondad. ¿O no?

Avergonzado, el hombre respondió:

– Debo confesar que no.

– El tercer tamiz es el de la UTILIDAD. ¿Pensaste bien si es útil lo que viniste a hablar al respecto de mi amigo?

– ¿Útil? En realidad, no.

Entonces, le dijo el sabio: Si lo que quieres contarme no es verdadero, ni bueno, ni útil, entonces es mejor que lo guardes solo para ti.


Así cuando venga alguien a contarte algo que le han dicho sobre ti, aplica los tres tamices de Sócrates.

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