Anda en su mundo como autómata y a sus sesenta y seis , misma rutina, abuela, madre, de camino al colegio y guarderías, creía que seria libre en su jubilación y es una esclava de sus hijas que viven en el mundo de los celos, y la santa madre calla, obedece, en dos años a envejecido diez, soñaba con viajar con sus amigas viudas y separadas, ella viaja en la desolación, apagando fuegos de sus queridas hijas siempre quejándose que no llegan al final del mes, pero no perdonan las vacaciones, ni puentes, para eso esta ella la prestamista que nunca le devuelven nada, ni unas gracias por compromiso. Ahora ni los domingos la dejan en paz siempre hay alguien comiendo a mesa puesta con menu a la carta. Y malas caras si coinciden las hermanitas porque son repelentes y toda la vida igual desde niñas, se odian pero no pueden pasar la una sin la otra. De vez en cuando amenaza con buscarse un novio y largarse, ellas se ríen, porque saben que no lo hará, porque es autentica viuda, si de algo se