Muñecas de porcelana
Se levanto del balancín con la espalda dolorida, el fuego ardía con menos viveza, con el calor se quedo dormida, intentaba repasar las imágenes confusas del sueño, eran las tres de la madrugada, se metió entre las sabanas limpias con el olor a suavizante, la noche en la calle era muy fría, como todos los inviernos, duros, largos en aquel pequeño pueblo norteño pegado a montañas blancas de postales.
Intento dormir, vueltas y más vueltas en la cama de cuerpo y medio, las muñecas de porcelana seguían estando por las sombras blancas de las paredes. Una noche de insomnio oscuro.
Comentarios
HACE MUCHO TIEMPO, QUE NO PASO NOCHES DE IMSONIO, ESO ES BUENA SEÑAL, ESPERO QUE SIGA LA RACHA.
UN BESO MERL.
A veces el insomnio nos puede mortificar...
Las muñecas de porcelana no me gustan, salvo alguna en particular, pero tu relato es de esos de leer una tarde lluviosa de otoño.Me gusta ese alo de melancolia que deja.
Un abrazo
Esas noches en que deseas con toda el alma que el sueño te envuelva, para descansar.
Un abrazo, Merl.
Uffff qué poco me gustan.
Solo he tenido insomnio cuando me he llevado los problemas a la cama, asi es que procuro dejarlos fuera, porque todo se ve con más claridad con la mente despierta y la luz clara del día.
Un abrazo, Merl.
Abrazos