El sedentario divagando


Soy un sedentario sentado en su rincón, entre libros y letras, música de fondo, ser de especie rara, que es un intruso temerario en cada cosa que hago, o intento hacer. impostor de la nada.
Las noches se adueñan de fantasmas del insomnio, las madrugadas el despertador suena en busca del mundo de locos, que cada mañana diluyen sus frustraciones con palabras de trasfondo amargas en sus putas vidas, como suena, creen ser todopoderosos, son unos miserables nada más, con la amargura de la culpabilidad política de turno.
Me disfrazo de mi, juego con la inspiración que vuela entre mis miedos, al final acaba sucediendo una agonía de pensamientos que quedan plasmados en esta pantalla solitaria.
Aquí en mi santuario de mi vida, con el disfraz de arlequín divago por este habitáculo, de paredes desnudas, sin tapujos, ni mentiras del mundo, con mis gafas de ciegato muevo los dedos en uno de mis ordenadores, encontrándome a mi mismo, despierto, veo flores en cada rincón, flores imaginarias, suenan los compases de la música del dúo aragonés en esta habitación entre otras o un tal gallego con Paramales, o una niña de Úbeda con voz dulce.
Aunque nadie lo sepa, soy el mismo de antes, que nadie conoce, en su rincón sentado entre libros, música y divagaciones.

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