El plano de la ciudad


Fingía mirar el plano de la ciudad, realidad estaba en otro mundo, dos desconocidos en el mirador del acantilado, hacia meses que ni tú eras aquel que hace una década en el primer año de universidad, ni yo la misma, despojada de sentimientos muertos desde principio de este año.
He dejado ser la aquella mujer que soñaba en el amor para toda la vida, quiero salir corriendo y olvidar estos años, respirar en estos pulmones contaminados de creencias obsoletas, pinturas de blanco y negro, fantasmas de un pasado no muy lejano, necesito valentía para marcharme, dejar aquellos nos unió, romper con todo, buscar horizontes nuevos sin miedos.

Aquí en con mi cobardía latente escondiéndome en mentiras  envueltas en mis ropajes, oliendo a salitre, duele fingir las noches de sexo, cuando no hay nada de amor, necesito razones para acabar en este cuento desamor, donde no queda nada.


Una mañana se marcho
después del desayuno.
Dejo una nota en la alcoba,
recogió sus ropas
las metió en dos maletas.
Llamo un taxi, 
despareció de la ciudad.
Dejo el móvil
al lado de la nota de la despedía.

Hola y Adiós, es el fin una historia de amor que se acabo hace meses, los dos estamos mintiéndonos, la cobardía mutua por no cerrar esta puerta. 
Todos los recuerdos que se han quedado en este apartamento son tuyos, haz lo que quieras con ellos guárdalos o tiraros a un contenedor de basura incluido el móvil.

El plano de la ciudad fue el comienzo de un final



  
  

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