La mujer del desván

Volvió a la orilla después de un lustro desaparecido de la vida, con la tabla bajo del brazo, encontró que lo habían olvidado, intento llamar desde el móvil, la operadora de turno indico que el número no existía.

Se canso de esperar, un buen día todos los poemas de amor se marchitaron entre las olas donde un día desapareció el naufrago del amor, en la deriva de su vida entre lagrimas olvido vivir, y una luz en sus manos descubrió que la colección de recuerdos eran el lastre de su vida, aquella mañana esparció todas las cartas de amor por el cantábrico embravecido en rebeldía, desaparición todos los besos, caricias y promesas de amor.

Allí estaba con la tabla entre sus manos sin saber quien era, y a donde ir, nadie lo esperaba, quizás era una pesadilla, no, era la realidad, siempre la cobardía le hizo mucho daño en su corazón, la mujer del vestido largo del desván no existía en su vida.

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