PARIS




La mañana era fría, Paris despertaba con una finísima de capa de polvo blanco, el contraste del Sena y su orilla era hermoso, algunas parejas de enamorados paseaban prometiéndose amor.
Raquel caminaba sola, triste, melancólica, había decidido aventurase a este viaje, que tanto añora años atrás. Hoy 31 de Diciembre, en miles de hogares despedirán el año, con jolgorio, jubilo y brindaran por la felicidad del año venidero. Jaime brotaba por su cabeza, una y otra vez, su corazón lloraba de tristeza, soledad, promesas incumplidas o vete saber, si eran farsas, era inevitablemente alli delante del Sena, quizás fueron sueños que nos martirizan y nuestra conciencia no quiera olvidar. Todavía tenia grabada su voz, cuando un día supo que algo malo pasaba. Hoy ha empezado a trabajar conmigo una chica majísima. El sexto sentido de la mujer pocas veces falla. Nunca hablaba de trabajo, pero desde aquel instante era raro que no saliera alguna anécdota del trabajo, o algún comentario, su profundidad en las palabras le denotaban algo más, un día comenta que había sufrido mucho y él le estaba ayudando a superar la separación, aquella tarde supo que era el ocaso de la relación.

Una mañana de domingo tomando unas tapas en una taberna del casco antiguo, le dijo ella- estas enamorado de Sara-. Él lo negó, con la cabeza sin pronunciar el monosílabo, sus ojos le delataron, se enrojecieron le salieron unas tímidas lagrimas, se sentía cobarde, traidor, por no decir la verdad, pero de pronto pronuncio un, sí, muy suave con la mirada baja.
Raquel le dijo que sabía que tarde o temprano esto sucedería. No te preocupes seguiré siendo tu amiga, no puedo tenerte encadenado si no me quieres, si la amas vete con ella, si los dos sois felices de verdad, mejor que fingir conmigo. Prefería la sinceridad que la relación muriera con la mentira.
El silencio se instalo en los dos, de camino de vuelta el sol se había escondido dando paso a la lluvia que estaba oscureciendo el día, con ese tono grisáceo de tristeza instalado en ambos por acabar la relación de promesas bellas quedaban en un viejo baúl de una buhardilla abandonada de cualquier casa de aquellas que poblaban este barrio antiguo.

Se sentó en un banco frente al Sena, sus ojos brotaron unas lagrimas, mientras su mirada estaba fija en el agua, una mano aparecio por detrás con pañuelo, ella se giro, lo cogió se seco las lagrimas, él se sentó a su lado en silencio, pasado un par de minutos quiso explicárselo, ella con su mano le tapo la boca, le dijo- no tienes que darme ninguna explicación. Ahora estamos los dos aquí cumpliendo nuestra promesa, el 31 de Diciembre en Paris, más que promesa era nuestro sueño.

Él confundió pasión con amor, aventura con amor y capricho con amor, la juventud de Sara lo confundió, el amor es querer, comprender, llorar, reír, ante todo luchar por ser felices, aventurarse en sensaciones de plenitud, saber que la vida es como un tobogán que subes por la escalera con esfuerzo, después bajas rápidamente, volver a empezar, ante todo es como el fuego hay que mantenerlo vivo, pero en su justa medida, si tiras poco a poco la leña te da calor y si lo abandonas no le hechas leña se va apagando poco a poco.

Se levantaron pasearon por las orillas del Sena, cogidos de la mano, sus labios se buscaban, el calor que comenzaban a desprender sus corazones paliaba el frio de la mañana caminaron por aquel marco de paz y calma transportaba el agua hasta casi el mediodía que se adentraron en un restaurante octogenario del viejo Paris, tenía un toque bohemio, las paredes colgaban frescos de la ciudad que pintores anónimos habían dejado como escaparte al comensal, detrás de la barra estaba una gramola que había acompañada a la alta sociedad Parisiense en principios del siglo pasado, al fondo del local en un pequeño altillo de madera habían cuarteto de músicos con barbas blancas y pelos blancos o lo quedaba alguno de pelo, con muchos años a sus espaldas con partituras, eran tres violinistas y un violonchelo que daban un toque mágico aquel lugar, donde el silencio era parte en la comida, se degustaban platos de alta cocina francesa con música de camara al fondo.

Mientras saboreaban la comida, sus miradas hablaban siguiendo las notas que venían desde el fondo, sus ojos eran un reflejo de luz, brillo, él no podía evitar tocar su mano, la acariciaba como un padre a un bebe, comenzaba a nevar en la calle, desde detrás de los ventanales contemplaban el manto blanco comenzaba adornar los coches, los transeuntes caminaban deprisa debajo del paraguas. Cuando llegó el café lo tomaron en pequeños sorbos, pocos lugares tan pintorescos como este su olor que salía de la taza era inimaginable, era especial, como todo, comida, música, postre.

Al fondo se oían las campanas de Notre Dame, era medianoche, eran como dos adolescentes que acaban de conocer el amor, sus cuerpos estaban entrelazados, recorriendo palmo a palmo, centímetro a centímetro cada parte de ellos, besos profundos, perdiendo la noción del tiempo entre las sabanas blancas, había pasado tiempo desde la última vez, pero daba la sensación que el tiempo no se había parado entre los dos. Era de madrugada se quedaron durmiendo desnudos estaban abrazados, hasta que la luz del día les desperto, era mediodía, se miraron sonrientes se besaron.
Él cogió el mando de la TV la encendió, vio que estaban retransmitiendo el concierto de año nuevo, el hindú Zubin Mehta dirigía la Filarmónica de Viena, de repente comenzó a dirigir el Danubio Azul de Johann Strauss hijo, él se levanta de la cama le tendió la mano, ella se alzo, bailaron vals desnudos sobre la moqueta de la habitación, sus cuerpos acabaron en la cama haciendo el amor.
Era año nuevo, Raquel hizo sonar de su móvil una canción que un día descubrieron los dos en el Retiro que les encantaba. El día de año nuevo de Amaral. La sonrisa se instalo entre ambos, cuando aquel día comenzó a llover con mucha intensidad mientras estaban en la barquita en medio del lago, cuando llegaron a la orilla llevaban más agua aquel estanque, días después estaban con tremendo catarro.

Él saca un papel donde escribió una poesía que le vino a la memoria durante el trayecto del avión, en aquellos momentos se ilumino su mente recordó a Bécquer cuando estudiaba BUP.
Amor eterno.

Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar:
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón,
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.

Todo tiene sentido en la vida. Dijo ella.





PD. Este relato ha sido escrito por TITANIC y MERL.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
HA QUEDADO PRECIOSO.

MERL, ERES LA LECHE, NUNCA DEJAS DE IMPRESIONARME.

BAILAS CABALLERO???

LOS SUEÑOS SE CUMPLEN CUANDO MENOS LOS ESPERAS.

BESOS

TAPTLV
ALMAGRISS ha dicho que…
Que historia tan conmovedora... me he sentido transportada a París mientras la leía... felicitaros a tí y a titanic por haberla traído hasta nosotros
Un beso
Felicidades por el escrito! Os ha quedado genial.

Besos.
AdR ha dicho que…
Una conjunción perfecta de texto y música, porque he podido oírla entre el texto y leer vuestras palabras en ella, en ese concierto :)

Abrazos y felicitaciones a los dos
MATISEL ha dicho que…
Muy bonita historia, he viajado a París con vosotros.

Besos
Paco Mira ha dicho que…
Almagriss, Eternia, adr, Caminantedenoche gracias por pasar por esta ventanay dejar vuestras palabras.

Un abrazo de Merl y TITANIC.
Anónimo ha dicho que…
Gracias por este dúo literario. Compenetrado, sentido, muy bonito.

Besos a los dos.
Unknown ha dicho que…
FMVDOTQPTLVELLTAP, Y TÚ LO SABES.

UN BESO.......

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