Volver a empezar


 Camina por la orilla chapoteando entre las olas, en una mañana de finales de verano, la calma del mar y la ligera brisa se adentraban dentro de mi interior, este año había sido diferente a otros, el confinamiento de muchos días encerrados en casa por la pandemia mundial del Covid. La soledad de nuestras vidas se vio resplandecida por tal acontecimiento, después de treinta y cinco años juntos, tuvimos la valentía al estar frente a frente todo este tiempo de hablar claramente, hacia años que disimulábamos el amor por miedo a lo desconocido, ya no teníamos nada en común, bueno si un hijo, el cual tiene su vida en otro país, no tenia sentido esta actuación teatral de matrimonio ejemplar, que en casa hacia años que cada cual dormía en camas diferentes, y solo cenamos juntos los sábados que  quedábamos con amigos. Este verano estuve en el apartamento de la playa sola por primera vez, esta iba a ser mi residencia, la cual la elegí, de las dos viviendas que poseíamos. 

Aquella mañana me di cuenta del peso que me había quitado de encima, el miedo a soledad, ahora disfrutaba con esa soledad, el silencio, y el mar, si el mar, estar cerca de él, era un bálsamo, una sensación de paz, un nuevo comienzo de una nueva vida, llena de incertidumbre pero de mucha ilusión, un presente que estaba viviendo y sueños de un futuro, una nueva vida en este año tan diferente repleto de restricciones por el virus que pulula en el planeta, gracias a ese confinamiento, pudimos hablar claro, cerrar un ciclo pacíficamente de nuestra vida como personas adultas.

Aquí en el mediterráneo nací, pero a los pocos años me fui, ahora vuelvo a mi tierra, la que di mis primeros pasos, mis primeros baños en la playa, y aquella infancia tan lejana cuando era una princesa de trenzas rubias.

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