La joven escritora





Deje una nota encima de la cama.
Cerré la puerta, salí hacia la calle, me tropecé con multitud de gente, todos iban en la misma dirección, decidí seguir aquella riada de marea humana. Como iba caminando fui divisando unas carpas, cada vez era más imposible caminar, donde ira este tumulto de gente, total como no tenia nada que hacer pues me dije a mismo, sigue a todos estos colores andantes y variopintos. Me puse en una cola, algunos grupos de gente hablaban entre ellos, bolsa en sus espaldas, carpetas en sus manos, deduje estudiantes haciendo pellas. La cola caminaba muy lentamente y servidor se entretenía viendo aquellos personajes que poblaban la larga cola, me preguntaba quienes serían, que facultad frecuentaban o estudiaban, quien eran novios, en algunos los ojos de corazones eran visibles, quedaban escasos metros para ver quien había en aquella carpa, entonces sudores recorrieron mis entrañas, las manos temblorosas, mi rostro palidecía, pude ver la cara de la angelical señorita que con sonrisa amable firmaba ejemplares de su último libro, quedaban escasos metros para llegar, se hacían interminables, una joven rubia estaba fotografiándose con ella, de repente el semblante cambio, la sonrisa estándar de fotos desapareció, en sus ojos pude ver dos bolas fuego y en sus labios estaba el veneno. Sus manos tensas, el guarda de seguridad que estaba a un lado dio un paso hacia mí, ella con la mano hizo un ademán que se quedara quieto.
Segundos interminables de silencio, por fin sus labios pronunciaron unas palabras inaudibles entre blasfemias.
Conteste -. Pues me dije a mi mismo esta mañana como tu libro habla de relación tortuosa, que mejor que pasarme hacerte la visita, Horacio en tu novela, Ricardo en mi vida real.
Son figuraciones tuyas-contesto titubeante.
No, sabes que no. Lo único que has cambiado son los nombres y las ciudades. Entonces algo tendré en las ganancias de tu libro.
No hablo ni de tu nombre, ni en la ciudad que te conocí.
Así que largarte.
No te preocupes que me voy, solo he pasado a saludarte querida escritora de best sellers número uno en librerías apestosas de la misma editorial.
El perro guardián nunca mejor dicho aquel segurata con pinta de matón y cara doberman estaba tenso, con la mano apoyada en su querida porra, quizás este endeble hombre causara respeto.
Camine tranquilamente por las aceras de la ciudad dibujando en cada árbol mis pensamientos figurados, ausente a la gente recitaba poemas en cada esquina. No me había vuelto loco, no, simplemente estaba feliz, que mejor forma que recitar poemas de amor donde nunca existió.
Llegue al hotel, subí por las escaleras a la habitación, odio los ascensores pequeños me dan claustrofobia, la nota seguía en la cama, tal y como la había dejado.
La nota era mi nueva partida de nacimiento, acaba de nacer, e intentaba olvidar la prisión de haber vivido un  amor que nunca fue real, para ella había sido simplemente un juego de intereses.



Comentarios

Pluvisca ha dicho que…
Cuandoo nos utilizan y nosotros creemos que nos aman, el descubrimiento es un baño de hielo...pero asi somos los humanos merl, vivimos en una feria de intercambios...

Besos

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