Se acaba el año




Se termina el año, y las cartas siguen en el cajón del olvido, corazón desolado y huérfano como el marinero sin barca. Suena el móvil, no eres tú, maldita sea, estampo el móvil contra la pared, la melodía deja de sonar, la desesperación se apodera de mis venas, calimocho y ginebra. Canutos y coca son el recuerdo de las noches de orgia. Te marchaste con un portazo que dolió más el oído que el corazón.
Alucinaciones de mi mente, bailo un vals con la princesa de las noches de falda corta y pechos de silicona, secretaria del Estado Mayor, dama de las alfombras rojas de la pasión del poder.

Voy camino del funeral, vestido de negro y con una corona de espinas, el sudario es mi ropa, las trompetas suenan a lo lejos del corazón, las muñecas hinchables son mis compañeras de alcoba desde el día de me abandonaste.
No puedo olvidar tus risas, el brillo de tus ojos en las noches de niebla, tus pechos en las noches de sexo. No se si te quise o lo único que quise fue tu pubis, valiente mi declaración sin coca ni alcohol.
Se termina el año, se cumple un mes sin tu cuerpo, parece que hace un año, quisiera volver llamarte, se que no lo vas a coger, noches negras, mañanas de resaca, tardes de soledad.
Se cierra el telón y el teatro de la vida seguirá el próximo año.
Besos en el olvido.
Noches de alcohol.
Litronas de vómitos.



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