Cada día es diferente
Días de paso, aves matutinas,
transeúntes anónimos, pueblan las calles de la vieja y maltrecha España.
Damas de olvido se anuncian
por la red, amor de bajo precio, tiempo difíciles para los corazones de bajo
coste. Parlanchines en las emisoras, voces sin rumbo, todos saben la receta y
nadie acierta en esta crisis.
Hombres y mujeres sufren los efectos secundarios de los
antidepresivos, que recetan los médicos de bata blanca y mirada fría, nadie
puede conciliar el sueño, las mesitas de noche se llenan de pastillas.
Jueces y abogados, resuelven
pensiones compartidas entre desolación de los niños, que nadie les da voz y voto,
del desconcierto de sus padres, en sus discusiones constantes.
Los claxon son los reyes de las calles de la
ciudad es hora punta, el semáforo en rojo, el anciano de paso lento y sosegado
que le cuesta cruzar el paso de peatones. Todos tienen prisa, para llegar al
destino de los delirios.
Escuelas repletas de niños
que a la salida les esperan los jubilados, con el carro y la merienda, aulas
multicolores de la España
tricolor.
La cae la noche, hay
tormentas en los pisos, no llegan a fin de mes, por muchos números que hagan,
siempre hay un aviso de un pago inesperado.
La ciudad comienza apagar las
luces, los malos buscaran la oscuridad, las sirenas suenan al fondo, todos
corren a esconderse, los antros viejos de la ciudad huelen a vómitos y alcohol.
Cada día es diferente, en
cambio muchos se repiten, el mismo guión, los mismos protagonistas, lo único
que cambia es la hoja del almanaque.
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