EL PARTIDO



Estaba en una semana muy dura, su vida en estos días, instituto, examenes, no habia lugar para más cosas, ni televisión, ni play, ni amigos, como siempre, al final prisas, repasar, estudiar, la mala costumbre de dejarlo todo para el final. La mesa llena de apuntes, el ordenador encendido en google, buscando información de personajes políticos de la Restauración en España, Canovas, Sagasta, la historia se le hacía difícil, fechas, personajes, ideales, hechos acontecidos, le tenía pánico a esta evaluación. Un teta birik de zumo de naranja y unas galletas acompañaban en la mesa, una música de fondo le acompañaba, era muy imposible poder estar en absoluto silencio, los vecinos de la planta superior eran expertos en el arrastre de sillas y vociferar.
El móvil sonó, miro quien era antes de pulsar el botón verde, descolgó, su amigo le dijo que contaba con ella para el partido de la Liga de Campeones la semana próxima, no le podía decir que no, estaban apuntados para el autobús de una peña del pueblo vecino.

Intento concentrarse con los apuntes, su mente le daba vueltas como explicarles a sus padres que a mitad de exámenes se iba, y lo más importante tendría que pedirles dinero sus ahorros no daban para pagar el autobús, entrada para el partido, intentaba concentrarse pero era difícil, era la oportunidad de su vida, ir a ver la semifinal del partido de vuelta del equipo de sus amores, siempre soñó con una cita de estas, mentía querría ver una final, pero daba igual, era el paso último para el gran acontecimiento.

Por la noche sus lagrimas se apoderaron de la almohada, todo eran problemas, no la comprendían, no se daban cuenta de lo que significaba para ella. Estuvo despierta hasta el amanecer, dando vueltas en la cama, odiando a sus padres, deseaba no haber nacido, eran unos amarados que le transmitían negatividad, siempre discutiendo, dudaba de su amor, en el fondo eran unos cobardes ante la soledad, ninguno de los dos tenia palabras amables con el otro. Desde pequeña observo que en aquella casa un beso tierno no existía, una palabra amable cuando se lo merecía, no existía, aquello era el valle de los reproches, de la desesperanza, era de una frialdad tremenda.

Llego él día del partido, se marcho, muy temprano salió de casa, muchos kilómetros de distancias hasta la capital, muchas horas de autobús. Su amigo le prestaba el dinero, la anoche anterior anuncio la marcha a sus padres, les dijo que le daba igual lo que opinaran, que se marchaba, le replicaron con los exámenes, ella contesto desde cuando os intereso, esto es una excusa, cuantas veces os acercáis por el instituto para hablar con el tutor, nunca, nunca, miento una vez, porque os llamaron, y fuisteis obligados.

Aun no había amanecido estaban en sus butacas del autobús, caras de sueño, pero con el semblante sonriente, gorros de lana con el escudo, bufandas, banderas, bolsas con bocatas y bebidas, las primeras horas fueron tranquilas alguna gente dormitaba, otros callados miraban el paisaje por las ventanillas, la radio daba las noticias, cuando informaba de los partidos todos se miraban, complicada entre aquella gente de todas las edades, ilusiones, fervor, pasión, por unos colores que para ellos eran especiales, mágicos, únicos.
Pararon a tomar un café en un restaurante de carretera, bastante sucio, en la barra algunos camioneros tomando un tentempié, sus cuerpos estaban desencajados, el frio matinal, el madrugon. Pero la cafeína hace milagros, el bienestar se instala en el cuerpo, el motor se calienta, y funcionan mejor. Y en días frescos se agradece una buena taza, algún valiente se tomaba una cerveza, otros una copa de coñac.

A mitad de trayecto la gente estaba animada, la bota de vino recorría el autobús de mano en mano, a pesar de la mirada asesina que les lanzaba el conductor por el espejo retrovisor, los chistes eran constantes, todos apostaban por una goleada, voces por detrás cantando los goles, otros pidiendo clemencia que se parara, tenían el mono del cigarrillo, pero las risas calmaban la ansiedad, era casi mediodía se divisaba la gran urbe, trafico en sus alrededores, algún autobús se juntaban en la entrada, se saludaban por las ventanillas, gestos de victorias, eran compañeros de fatigas, ellos venían del este, quizás estos del sur. Todos los alrededores estaban cerrados al trafico, los dejaron a un kilómetro del campo, como se iban acercando el colorido de gentes era espectacular, unos bailaban al son de las charangas, tracas producían un ruido estremecedor, la policía custodiaba aquellas calles, los que iban a caballos eran los que más imponían, los bares llenos de gente, cervezas, bocadillos, quedaban cinco horas para que empezara el encuentro, a menudo que la tarde avanzaba más bullicio, la gente se agolpaba a las puertas del estadio imponente por fuera, aquella masa de hormigón tremendo, de repente las sirenas de la policía sonaban llegaba un equipo, era el Turco, un cordón policial cubrió aquel autobús, esperaban al equipo local cinco minutos después llego al equipo de sus amores, uno de los más grandes de Europa, la gente se agolpaba cerca, las bocinas sonaban, gritos chillando el nombre de las estrellas, que iban todos conectados con articulares de los mp3, saludaban con la mano a la afición, sus gestos eran serios, flash de las cámaras de los aficionados iluminaban el final de la tarde en ese momento.

Las puertas estaban a punto de abrir, sonaron igualmente sirenas y se monto otro cordón de las fuerzas de seguridad, tres autobues llegaban eran los hinchas visitantes, entraron los primeros, cuando estuvieron instalados en el campo, se abrieron el resto de las puertas del campo, entraban en fila india pasando los controles de seguridad.

Era la primera vez que iba a aquel estadio que era lo mejor del continente estaban en un anfiteatro superior del gol norte, el césped era un tapiz donde se le notaban las rayas del corte muy igualado, el campo se lleno en media hora.

Cuando salieron los jugadores por el túnel de vestuarios el estadio subió de decibelios la chilladiza era estremecedor, los cánticos de la afición ponían los pelos de punta, durante todo el partido el espectáculo estaba en las gradas y abajo en el césped, pasión, nervios, fuerza, gestos, protestas, el tiempo paso volando nunca le pareció que un partido durara tan poco, se llego a la prorroga, los nervios cada vez eran más, la afonía hacia mella en algunos compañeros de viaje, se acabo el encuentro, el frio que hacia esa noche, no lo notaban estaban muy metidos en el partido, llegaban los fatídicos penaltis, era una lotería, cara y cruz, quien tuviera menos nervios pasaría a la final.

Estaban empate en la tanda, el estadio se quedo en silencio si marcaba pasaban, si fallaba los turcos ganaban, el jugador situó el balón encima de la cal que marca la línea de los 11 metros, acariciaba el balón, lo dejo, se fue cuatro pasos para detrás, el portero hacia gestos con las manos, para desconcentrarlo, tomo carrera disparo, y el balón se estrello en el poste izquierdo, el estadio se quedo helado.

No pudo reprimir las lagrimas, se abrazo a su amigo, lloraba amargamente, la intentaba consolarla, se sentía muy desgraciada, su equipo perdió, su familia la detestaba, todo por el dichoso fútbol, todo eran problemas, le encantaba jugar al fútbol, pero en su pueblo no había equipo de féminas, era tachada de marimacho, en su casa, en el instituto en aquel maldito pueblo donde menos apoyo recibía era de las chicas, que la tachaban de lesbiana y no era, estaba marcada solo porque le encantaba jugar a fútbol, se sentía perdedora, no lloraba por la derrota de su equipo, era por la carga tan grande que tenia que soportar en este país donde las mujeres pedían la igualdad, a ella no se la daban las de su mismo sexo.

Lloro hasta que las lagrimas se vaciaron y abrazada a su amigo abandonaron el estadio, nadie la comprendía, sólo aquel muchacho con quien pasaba muchas tardes haciendo toques de balón, apuestas quien le daba más veces sin caer al suelo.

Cuando llegara a casa sería tratada con falta de respeto, en el instituto serian burlas por no haberse presentado al examen matinal, por el fútbol, pero le daba igual, siempre seria el marimacho para aquellas chicas ñoñas, pero en el fondo ellas sabían que a ovarios nunca le ganarían. Ella los tenia muy bien puestos.

Comentarios

Jajajaja Merl esto que es, como, "mis deseos son órdenes para ti" mmmmm "Merl quiero una actu de tu blog" Merl actualiza, ¡que guay! voy a intentar aprovecharme..

-Merl quiero 12000 euros, mi número de cuenta es 58458...

Jajajaja es broma, gracias por esta actu, me has traido viejos recuerdos, yo nunca fui buena con el balón, me aburre bastante pero me encantaba ir con mi peña al futbol y meter muchos gritos!!

Que tiempos aquellos!! Un besazoo
Paco Mira ha dicho que…
Eternia te doy dinero, pero también las deudas, veras que pronto me lo devuelves todo, con deudas,jajajaja.

El relato trata de que si una mujer juega a futbol, en un pueblo, desgraciadamente aun la machacan, puedes practicar el deporte que quieras, pero hay este el de la pelotita en el pie, el machismo en las pequeñas urbes esta, seguira mientras que vosotras no apoyeís a las que tienen aficiones mayoritariamente es de los hombres.

besos
No hay trato jajaja mejor sigo pobre y con mis propias deudas jajaja

Sí Merl entendí el relato y te conté ese recuerdo, yo sinceramente me da igual que una mujer se pinte las uñas y se dedique a comprar modelitos a que juegue al futbol o sea bombero, yo con esos temas sinceramente no me meto, pienso que cada uno debe hacer lo que le plazca sea del sexo que sea.

Besos

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