El viejo marinero



En una vieja cabaña en el final de la playa vivía un hombre de avanzada edad de aspecto muy mayor, lo cual no era tanto, el mar castiga la piel en la vida de marinero.
Hacia años abandono los barcos el artrosis compañero en estos años le hicieron dejar la vida del mar entre lagrimas se instalo junto al mar en la cabaña de madera.
Siempre sonreía, era difícil ver su semblante serio. Su vista fija mirando el mar, predecía las tormentas con mucha facilidad. Los vientos las formas de las nubes y sus huesos nunca fallaban en sus predicciones y como no la luna y el sol.
Pasaba horas y horas mirando el mar con la mirada perdida en el horizonte sentado entre las rocas, su vida eran sencilla que no tenia casi nada en su casa de madera un camastro una silla y una mesita pequeña acompañada de un candil. Los niños del pueblo bajaban muchos días a la playa y jugaban entre las rocas a pescar. Él les explicaba como pescar de manera fácil, sus palabras eran dulces con una voz casi ronca. Mi vida esta junto al mar les decía aquellos chavales mientras festejaban cada vez un pez pescaba el anzuelo. A ellos les costaba de entender la vida de un hombre de ropas viejas y descoloridas, barbas largas y blancas, cabellos plateados largos.
Un día les dijo.
En esta vida lo importante es encontrar la felicidad. Si no pides nada ella viene a ti desnuda y virgen, entonces no hay mejor placer de este mundo de vestirla a tu imagen y semejanza.
En el mar hay tormentas y eso para mi fue felicidad, porque él te enseña que tiene sus propias reglas o la aceptas o te vas de él. Conoces la calma y la saboreas, sus enseñanzas son no tener prisa nunca, encuentras la paz y el sosiego.
Nunca te mentira, te enseñara que nada en este mundo vale más que tu vida. Te dicta que la paciencia y humildad es la riqueza de la vida.
Mi vida es humilde en ella he encontrado la felicidad en el mar y junto a él.
Si algún día me voy quiero seguir en el mar con mis cenizas.
Seguir siendo feliz.
Una mañana desapareció nunca más se supo, dejo escrita un papel.
Me voy con mi barca y mis huesos maltrechos a navegar en busca de la libertad que me niegan la gente de este maldito pueblo.

A la mañana siguiente una excavadora destrozo la cabaña para dar paso a los cimientos de un hotel.

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