Libros en el escaparate

Busque en las raíces e indague sobre ellas, encontré que una cosa es la vida y otras las leyendas. Hay palabras que se escondieron en el silencio quedaron a merced del viento, pasaron los años, y algún que otro siglo se desvanecieron en el olvido de las telarañas. Los más atrevidos vertieron palabras en las hojas blancas que con el tiempo cambiaron de color, las letras fueron pasto del olvido, siglos pasados las hogueras destruía aquellos que el Santo Oficio los señalaba como herejes, hoy los tiempos han cambiado puede llegar un dictador de la mente, un desequilibrado tirar todas las historias y leyendas en un triste contenedor de cartón para reciclar. Los libros son el jardín de la memoria, la esperanza que las historias no se evaporen, las leyendas siguen existiendo en la duda de la verdad o la falacia. Y es que en esta vida quien destruye un libro esta condenado a que la vida le recuerde que es un dictador de las palabras. No hay cosa que más teman los dictadores que los libros, mucho más que todas las armas que puedan haber, es autentico pavor a la verdad escrita.
Todos deberíamos buscar nuestras raíces y aceptar las sorpresas que nos puedan deparar por muy dolorosas que sean, aquellas quedaron olvidadas por intereses o por imposición ajena, que más da, que las raíces vuelvan a salir del escondite y que se les haga su merecido reconocimiento. Y que estos libros sean libres, porque es fascinante ver como brillan en un escaparate de libreros antiguos.
El reflejo de unos libros en el escaparate.

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