Corazones y espinas


Dijo una vez el poeta enamorado. Cuando recitaba versos en las calles de la ciudad, los transeúntes me miraban como un loco en la acera que solo quiere unas tristes monedas.

Poeta enamorado.
Besos en tu cama.
Orgasmos benditos.
Luces de colores.
Flores emancipadas.

Amantes y prisioneros.
Esclavos y soñadores.
Enamorados de la luna.
Las noches de lujuria.

Sabanas blancas.
Rosas y espinas.
Enamorados.
Viejos amantes.


Aquellos que en su rostro se divisaba una sonrisa, pensando menudo majadero, eran ellos unos locos de desamor porque en sus ojos no había luz, en sus trajes pagados con Visa, solo llevaban sentimientos de plástico. Y  cada noche sueñan con robar un corazón sin espinas.

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