Dialogos en el cuaderno I

Diálogos en mi cuaderno.

No necesito templos, no necesito imágenes, no necesito oradores, necesito la gratitud de mi corazón que me lleve en busca de la fe, por el camino que cruce ríos de amor, puentes de honestidad, senderos de luz para en los momentos de oscuridad que iluminen mis entrañas perdidas.
A saber tener paciencia, saborear los pequeños momentos, dialogar con la soledad, cerrar cicatrices, conocer el fracaso como una oportunidad, saber pedir perdón de corazón cuando mi alma perdida saque lo peor del ser humano, observar que la belleza humana esta en el reflejo de unos ojos, que cada amanecer es distinto porque las leyes del universo así lo dictan. A no juzgar y si a comprender, saber que un día dejaremos el universo,  atrás quedaran todas nuestras verdades que creíamos inquebrantables, partiremos desnudos como los hijos de la mar, que describió Antonio Machado en su poema.

Recordar que la oración sin palabras es una ofrenda de amor, que ser un loco de esta vida, es una bendición, porque aquellos que no salen del rebaño por el que dirán, estarán toda su vida viviendo una esclavitud silenciosa  y cada noche insomnio será como una tempestad y esperaran al amanecer para que llegue la calma, porque su conciencia cuando esta en silencio emite sus juicios sin restricciones.

Aquí sentando ante esta pantalla en los diálogos internos en busca de ver la luz, como el agua de un rio que busca el choque del agua dulce con el agua salada para ser libre en el mar de los sueños, porque sin ellos no tenemos vida, necesitamos comer y beber para vivir, y tener sueños para no caminar toda la vida con el sudario acuestas. Cada noche los sueños se engrandecen para poder vivir con la fe de la vida que es la magia del universo.

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