NOCHE DE REYES




Era 4 de enero, Salva había quedado en casa de su compañero de clase Carlos y con él primo de este Álvaro.
Estuvieron toda la mañana escribiendo y comentando que regalos pedían los Reyes Magos, para ellos y sus familiares.
Por la tarde fueron a entregar las cartas al Heraldo, enviado por sus Majestades Los Reyes de Oriente.
Cuando Salva llegó a casa, estaba muy contento, pues al entregar la carta al paje le dieron una bolsa de caramelos y chicles, pero se topo con la realidad diaria de su vida, su padre borracho como siempre e insultando a su madre.
Su cara de felicidad, pasó en unos instantes a la tristeza y desolación. Fue a la cocina tomo un vaso de leche y cabizbajo entro en su habitación. Como muchas noches las lagrimas invadían su almohada.

A la mañana siguiente, le pidió a su madre, que se irían juntos a ver la cabalgata.
Por supuesto, no lo dudes- contesto la madre. Iremos a la plaza del Ayuntamiento y veremos la Adoración al niño Jesús.
Sabes que mi Rey preferido cuando era niña era Gaspar.
¿Y el tuyo?
No sé, eh, eh los tres, bueno Baltasar, que parece más joven. Pero esto es un secreto, que no se enteren.

Había caído la tarde, era de noche, hacía mucho frio, estaba haciendo agua nieve muy fina, él iba muy abrigado y con bufanda.
Estaban en una esquina de la plaza del Ayuntamiento, la megafonia estaba sonando la canción “ ya vienen los Reyes” el nerviosismo se hacia latente en todos los niños, tarde larga, todos impacientes, delante habían colocado el Belén viviente.
El Alcalde dio la bienvenida a sus Majestades, después Melchor leyó un pequeño pregón, dirigido a todos los niños del pueblo. Se hizo un silencio, él vio en otra parte a su amigo Carlos que estaba acompañado de su hermana y sus padres.
Miro hacía el otro lado y vio a Álvaro en los hombros de su padre para poder ver mejor y a su madre.

De regreso a casa, cuando paso por el bar antiguo del pueblo, vio por la ventana, a su padre sentado en un taburete y recostado en la barra, debido al estado de embriaguez.
En esos momentos los ojos se le humedecieron, noto como su madre le apretó la mano, fueron en silencio hasta casa. Cuando llegaron se secaron las lagrimas, tenían los ojos muy rojos. Su madre se tranquilizó e intento calmarlo abrazándolo.
Entraron a la sala de estar y encima estaban los paquetes. Los desenvolvió sin la celeridad de cualquier niño en esta noche. Su mente estaba en otro lugar, le trajeron una raqueta de tenis unas pelotas y unas zapatillas que eran de una marca conocida que llevaba el tenista que era su ídolo.
Cuando se fue a dormir aun no había llegado su padre. Intento coger el sueño. Pero le era imposible, la mente le venían malos recuerdos, como el día que vio a su madre llorar por que le habían avisado del banco que iban a quitarles la casa.
Por culpa del alcohol, echaron del trabajo a su padre, faltaba mucho e iba borracho, el paro se había acabado, su madre sabía que nadie le iba dar trabajo mientras bebiera.
Su madre se las apañaba como podía, limpiaba casas, iba a la vendimia cuando era su tiempo y últimamente trabajaba los fines de semana en un salón de banquetes limpiando en la cocina.
Estuvo toda la noche sin dormir, al amanecer vio como su padre entraba en su habitación, se hizo el dormido, dejo dos paquetes debajo de la cama.
Cuando estaba desayunando, entro su padre a la cocina, no estaba ebrio, que raro, que no estuviera en el bar, se pasaba todo el día alli.
Su padre dijo- esta noche he oido algunos ruidos, tendrás que mirar toda la casa. Creo que eran heraldos.
Salva fue a su dormitorio, cogió los paquetes de debajo de la cama. Los abrió con una tremenda curiosidad, un paquete estaba la camiseta de su equipo preferido con el dorsal y nombre de su jugador que él imitaba cuando jugaba a fútbol. El otro regalo antes de desenvolverlo sabía lo que era, un balón de cuero y llevaba el escudo también de su equipo.

Salió al patio de la casa, miro al cielo, hizo un guiño a Sus Majestades Los Reyes de Oriente y les dio las gracias.
Por un momento fue el niño más feliz del mundo, pero les recordó que el único regalo que les pidió, no en la carta, sino en el corazón, QUE SU PADRE DEJARA DE BEBER.

Comentarios

Que lindo cuento Merl, ya lo había leeido en el otro blog pero me ha gustado recordarlo, gracias a ti por leerme y dejarme entrar aquí a sumergirme en tus cuentos :)

Un besazo enorme y Feliz Año para ti también!

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